Vuelvo al Blog luego de tanto tiempo abandonado. Hace unos días, en la estación del metro Nasser, en El Cairo, donde vivo, una señora peruana, turista, debo decir, me hizo percatarme del hecho curioso de que en realidad nunca me fui de mi Caracas amada. Digo, salvo por el hecho de que en el propio metro hay un vagón exclusivo para las mujeres y que, sólo a su riesgo abordan en otro vagón distinto al primero, que es el reservado para ellas, no hay tantas diferencias entre el "ser" de esta ciudad milenaria y la novísima Caracas. La señora peruana en cuestión comentaba con el grupo de turistas con el que andaba que en Lima las calles son iguales que allí, y tal vez sean tan viejas, incluso. Yo, primero me sorprendí al ver no a una, sino a varias mujeres hablando en español, segundo, porque a veces se ve, que estuviesen en ese vagón al que usualmente nunca abordan feminas. Tercero, y más importante, fue que en verdad la señora tenía razón. Inmediatamente volé a Caracas, a la que conocí cuando viví mi infancia en Caricuao, y la que dejé en mi adolescencia, cuando salí del país rumbo a España; y la que visité hace dos años, muy distinta, claro, a aquéllas. Al salir de la estación Dar El-Salam, atravesé algunos bazares y boulevares de estos tan típicos en Egipto. Claro, aún estaba con la cabeza en Sabana Grande y en los alrededores de las casa de Bolívar y la Catedral, en Caracas, acaso por ello, y viendo estos bazares y estas gentes, me sentí más en casa que nunca. Tal vez sea producto de esto que nos consume cada vez más rapidamente, con Banda Ancha, esta locura llamada Globalización, la que lo hace sentir a uno en un Boulevard citadino latinoamericano mientras se está, en realidad, en una calle de El Cairo, la tierra de los Faraones que alumbraron una cultura que jamás soñó con Bolívar, ni con caudillos rudimentarios que gobiernan con la lengua, no con la cabeza.
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1 comentario:
Totalmente de acuerdo.
Mabel
POEMASdisCURSIVOS
http://ebelina.blogspot.com
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